El último año de mi vida...

ha sido, sin duda alguna, el mejor... pero no empezó así.
Empezó como el peor... tan mal empezó el año, que hace 366 noches, un 18 de febrero, me pasé horas leyendo un libro llamado When God Whispers Your Name, de Max Lucado, (sugerido por mi queridísima @miga) y puedo asegurar que fué, junto a pensamientos de mi madre, lo poco que me persuadió de un suicidio. No. No exagero... la depresión pero sobre todo la frustración me dominaron como nunca, porque sentía mi vida sin sentido, como siempre.

Pero el día 19 por la mañana, hace un año y horas, todo cambió. Los que saben a qué me refiero, pues saben a qué me refiero. No puedo decir nada más, mis amados amigos, que ustedes me cambiaron la vida para bien.

Así que en esta ocasión, ante intentos frustrados de videos nuevos (por ahora) y de reflexiones en palabras, quise resumir el último año de mi vida en algo breve, simple, pero que llevará todo el peso de la vida de alegría que mis amigos del V-I me han regalado.

Una imagen habla más que mil palabras... dicen... esta imagen (la de abajo, déle click al "Para leer completo", obvio), tiene a mi derecha el motor que le dió inicio a un proyecto que me cambió la vida para bien, y a mi izquierda, la razón por la que este año que pasó fué el mejor, pero ya quedó en segundo lugar, porque con cada día... todo es mejor. (que cursi ¿no?)